Diviiiiiiiiino



No puedo estar con el anotador en la mesita de luz para regristrar cada cosa divertida que decimos. No me alcanzarían las hojas, y además, no podría escribir porque la risa me haría temblar el pulso. Y ahora quiero acordarme y no puedo, porque tengo imágenes sueltas, y el ruido de nuestras carcajadas, y el silencio de la puasa de miradas. Y me sigo riendo. Es que si vos pudieras ver tu cara cuando yo te hablo... esos gestos... ay, tu brillo, hombre, tu brillo... diviiiiiiiiiiino!!

El otro día, me dejaste uh uuuuhhhh uuuuuuuuuuuhhhhh!!! Y me sentí el trencito de la propaganda de Mantecol. Y ayer, era un kiosco, hombre. Qué hombre lindo que sos, uh, qué tiiiiiiiipo!

Bueeeeeeeno, bueeeeeeeeeeeno, bueeeeeeeeeno y calmo. Pero ya te dije... quiero estar ahí cuando salga el mosntruito. Sí, sí, quiero, quiero. Cómo me lo voy a perder yo, con tooooooooodo lo que estoy haciendo para que te des permiso para enojarte. Y vos qué hacés? Te reís. No ves que sos bueeeeeeeno, bueeeeeeeeeno, bueeeeeeeeno y diviiiiiiiiiiiiiiino. Ay, qué bueno que está esto, no?

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