Mi jacarandá

Esta mañana me levanté temprano para preparar todo. Tenía que hacer espacio para que sus ramas caigan. Lo miré con tanta emoción... y al ratito ya escuchaba la motosierra. De golpe, un sonido espantoso, parecido -se me ocurrió- al sonido de la angustia. Nunca había pensado que la angustia podía sonar. Pero sí. Hoy la escuché. Y la angustia tiene ruido a rama de jacarandá cayendo. Tuve que cerrar las cortinas para no mirar. No soporté ver sus flores llorando. Y se me ahogó el mate. Pero salí y ví que su tronco sintió alivio. Descansaba con dolor. Entonces pensé que el proceso de su poda era como una cirugía, de la que después saldría aliviado y se sentiría mejor. Voy a extrañar su sombra, pero voy a disfrutar su alivio. Y tendré espacios de sol que esperarán su protección.

No hay comentarios: